Las megatendencias en el siglo XXI : relación entre el desempleo y el aprender a hacer.
- Mtra.Emma Isabel Merino Hernández
- 13 sept 2017
- 4 Min. de lectura

El Siglo XXI se ha caracterizado por la fuerte expansión de la digitalización y ruptura de fronteras de acceso a la información, lo cual ha obligado a que la sociedad se mantenga en una constante actualización de conocimientos e incremento de sus habilidades.
La necesidad de contar con personal altamente capacitado, con conocimiento de sus habilidades y limites, así como con la capacidad del trabajo colaborativo, son algunos de los elementos que las empresas de este nuevo siglo están requiriendo. Las nuevas generaciones necesitan enfocar la adquisición del aprendizaje en el desarrollo de competencias, las cuales se deben de enfatizar en el hecho de ser aplicadas a lo largo de la vida y no solo en un momento o contexto determinado.
Los países en vías de desarrollo, así como los desarrollados necesitan generar estrategias que les permitan incrementar su nivel de competencia, partiendo del hecho del reconocimiento de los agentes económicos que integran su estructura económica: empresa, familia, gobierno, sector externo.; los cuales en conjunto generen un flujo economía más estable, el cual no repercuta en la tasa de desempleo ni otro indicador macroeconómico.

William Edwards Deming, mejor conocido como el “Guru de la calidad Total”, fija su interés en generar una cultura empresarial con calidad, en donde el trabajo en equipo sea pieza clave del desarrollo de las actividades bajo la base de relaciones duraderas y de confianza, una mejora continua del producto y proceso y la satisfacción del personal en el trabajo, proyectando estrategias que permitan el alcance de los objetivos planeados.
No solo las empresas pueden aplicar el concepto de calidad, también los países pueden definir en sus productos y servicios estándares de calidad que los diferencien de los demás países y que les permita ser competitivos. El informe - El trabajo en el mundo 2014: el desarrollo a través del empleo – emitido por la OIT (Organización Internacional del Trabajo) en 2014, ofrece un análisis exhaustivo de 140 países emergentes y en desarrollo que por primera vez han invertido en empleos de calidad a través de la disminución del empleo vulnerable y reducción de la pobreza de los trabajadores dando lugar a un crecimiento económico más fuerte. En donde la protección social forma base fundamental del desarrollo de fuentes de empleo con la finalidad de incrementar el consumo interno de bienes y servicios destacando una igualdad de oportunidades para hombres y mujeres.
México, considerado un país emergente, le ha apostado a los cambios generados por una restructuración de sus políticas administrativas, fiscales y jurídicas, que lo han puesto en la búsqueda de calidad y mejora continua. Así mismo en el tema de la educación, las exigencias de los nuevos mercados lo han orillado a reivindicar el camino en temas de la transmisión de aprendizajes proporcionando ahora, procesos de aprendizaje que generen competencias, no solo para ser aplicadas en un contexto y momento en específico, si no a lo largo de los diferentes escenarios de la vida profesional y personal del individuo.
La adaptación de la enseñanza en un mundo tan cambiante e impredecible exige que las economías transformen sus procedimientos de aprendizaje, generando procesos en el que las prácticas repetitivas y rutinarias no sean la base de la aplicación del conocimiento adquirido, por el contrario, que se proporcionen herramientas que favorezcan la comprensión de la repercusión a largo plazo de la aplicación de ese conocimiento. El empleo productivo y el trabajo docente son factores clave para alcanzar una globalización justa y reducir la pobreza. Por lo tanto, desde esta perspectiva ¿cuáles serian las principales estrategias para incrementar la productividad del trabajo?, ¿es necesario generar aprendizajes basados en experiencias pasadas para formar la perspectiva del presente que ayude a anticiparse a los cambios futuros?
La competitividad implica tres aspectos claves: la racionalidad económica para alcanzar altos niveles de productividad; la capacidad de coordinación y adecuación con el entorno, la capacidad de dirección y la capacidad de organización que eleve los niveles de eficiencia en los aspectos relacionados con la dirección; y la capacidad de gestión de los recursos. Al conjuntar estos aspectos se favorece el logro de una calidad total.

Las personas en lo individual necesitan adquirir conocimientos que les permitan comprender el mundo que les rodea, - un incremento del saber-, para comprender mejor las múltiples facetas del propio entorno, favoreciendo el despertar de la curiosidad intelectual, estimulando el sentido crítico y permitiendo descifrar la realidad, adquiriendo al mismo tiempo una autonomía de juicio. Es necesario proporcionar aprendizajes que combinen los conocimientos teóricos y prácticos para desarrollar competencias, fundamentándolas con bases sólidas de valores éticos y morales que originen una sana convivencia.
No basta con buscar áreas de oportunidad para seguir incrementando el conocimiento, es necesario implementarlos, puesto que de nada servirá ser todo un almacén de ideas, pensamientos o teorías; si no se tiene con quien compartirlo o a donde aplicarlo, de tal forma que se continúe con la necesidad de aprendizaje.
Si bien es cierto que el estancamiento que vive el sector laboral en los últimos años se ha proliferado como un virus el cual ha contagiado al mundo entero, el desarrollo de operaciones intelectuales y procesos de pensamiento más abiertos han permitido la colaboración para seguir en la búsqueda de una mejora continua. Es necesario que se reconozca el hecho de que una economía no se fortalece con empleos informales, si no que se requiere una constante fiscalización para gestionar el gasto público y poder fomentar un aprendizaje basado al 100% en la adquisición de competencias.
Mtra. Emma Isabel Merino Hernandez
Maestria en Administracion con especialidad en Alta Direccion
Docente Universidad del Noreste
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